De mí tan sólo un sueño prendido desde de la niñez,
una ilusión punzante colgada en los párpados.
Todo lo demás son calles huecas, manos vacías,
Una conversación insulsa, un gesto repetido, un eterno esperar.
Si no fuera por esta sensibilidad inmensa,
Colgaría los segundos, los torturaría,
Los pondría a asolear boca abajo.
Me metería a ver una película eterna, en una vespertina suave.
Me moriría por un instante y luego resucitaría.
Me comería un brazo, me arrancaría una pierna…
porque todo me daría igual.
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